La norma de referencia en política de aguas que establece el marco comunitario europeo de actuación en esta materia es la Directiva Marco del Agua (DMA). Esta nace como respuesta a la necesidad de unificar las actuaciones en materia de gestión hidráulica en la Unión Europea.
La creciente presión derivada del continuo crecimiento de la demanda ha llevado a la UE a abordar este reto de toma de desarrollo de medidas para proteger las aguas tanto en cantidad como en calidad, y garantizar así su sostenibilidad.
Además, la DMA permite establecer unos objetivos medioambientales homogéneos entre los Estados Miembros para las masas de agua.
Esto facilita avanzar juntos en su consecución y compartir experiencias entre los países. El agua no debe concebirse como un mero bien económico sino que debe contemplarse como un patrimonio ambiental y social, de forma que su uso y disfrute garanticen la eficiencia y sostenibilidad del recurso.