El cambio climático genera serios impactos sobre la salud humana, los sectores productivos, los recursos naturales, la conservación de la biodiversidad de los territorios marinos y terrestres, y además, aumenta la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos adversos en los cincos continentes.
Las olas de calor y de frío, las sequías, las precipitaciones extremas, las inundaciones y los eventos climáticos, como los huracanes o las tormentas tropicales, se incrementan cada año. Esto trae consigo el aumento de la aridez, el deterioro de suelos y la pérdida de especies y hábitats en todo el planeta, afectando la vida de millones de seres humanos y su imprescindible acceso a los recursos alimentarios e hídricos más básicos.
Nuestra posición geográfica cercana al desierto del Sahara, el régimen de vientos y las corrientes marinas que condicionan nuestro clima, y el carácter insular del territorio que determina la existencia de microclimas en las diferentes islas, hace que Canarias sea altamente vulnerable a los impactos climáticos. A este hecho se añade nuestra dependencia de las comunicaciones aéreas y marítimas que hacen que el turismo y el comercio, principales sectores de nuestro modelo económico, sean actividades de alto impacto ambiental.
