Canarias ha desarrollado un Régimen Especial del Derecho de Aguas, basado en su sistema tradicional de gestión de este recurso. Con las competencias asumidas por la Comunidad Autónoma en esta materia por vía del Estatuto de Autonomía y otras normas, como la Ley de Transferencias Complementarias a Canarias y la Ley de Aguas de la Comunidad Autónoma de Canarias.
En la Consejería, corresponde a la Dirección General de Planificación del Territorio, Transición Ecológica y Aguas la gestión de este recurso. Es la encargada de proteger y coordinar la gestión integral de uno de los bienes más preciados de que dispone el archipiélago: el agua.
Para ello, el Área de Aguas (con la Directiva Marco Europea del Agua como guía), trabaja de forma coordinada con los Consejos Insulares de Aguas, que son las entidades insulares competentes para gestionar las aguas en cada una de las islas. Estos elaboran los planes hidrológicos y gestionan el dominio público hidráulico.
Al entender el agua como un recurso unitario que forma en cada isla una cuenca hidrográfica con notorias diferencias entre unas y otras, se ha querido establecer una Administración insular, especial y participada por todos los sectores —públicos y privados— que intervengan en su ordenación, aprovechamiento, uso y gestión.
Con esta meta se han creado los Consejos Insulares de Aguas, unos organismos autónomos adscritos a los Cabildos, independientes en la adopción de las principales decisiones relativas a los sistemas hidráulicos insulares.
Los Cabildos Insulares, en los términos de la legislación autonómica, ejercen a través de los Consejos Insulares de Aguas las siguientes competencias y funciones:
Conservación y policía de obras hidráulicas.
Administración insular de las aguas terrestres.
Obras hidráulicas, salvo las que se declaren de interés regional o general.
La Planificación Hidrológica de las demarcaciones hidrográficas españolas, incluyen tanto las aguas continentales (superficiales y subterráneas) como las aguas de transición y costeras. Se trata de un proceso adaptativo continuo que se formaliza a través del seguimiento del Plan Hidrológico vigente de cada demarcación insular, y de su revisión y actualización cada seis años, de acuerdo a los requerimientos de la Directiva Marco del Agua para todos los territorios de la UE.
La Planificación Hidrológica española ha de hacer compatibles la consecución de los objetivos ambientales para las masas de agua y ecosistemas asociados, con los objetivos socioeconómicos a través de la atención de las demandas para los diferentes usos del agua.
Los Planes Hidrológicos de segundo ciclo (2015-2021) actualmente vigentes, deberán ser revisados antes del final del año 2021, dando lugar a unos nuevos planes para el tercer ciclo (2021-2027) que incorporarán respecto a los actuales los ajustes que resulten necesarios para su aplicación hasta su siguiente revisión.
El tercer ciclo del Plan Hidrológicocomenzó en el segundo semestre de 2018 con la redacción de los Documentos Iniciales, agrupados bajo el título «Programa, calendario, estudio general sobre la demarcación y fórmulas de consulta», y se cumplimenta con la siguiente fase de planificación, la publicación y la participación pública de los Temas Importantes.
En la segunda fase, se han enriquecido con las distintas aportaciones de todos los sectores, estos Temas Importantes sobre los que se va a construir el Plan Hidrológico de aplicación en 2021-2027.
Este documento realiza una descripción y valoración de los principales temas de actualidad y problemas previsibles de la demarcación relacionados con el agua y las posibles alternativas de actuación incluyendo, además, las principales presiones e impactos que deben ser tratados en el Plan Hidrológico, las posibles alternativas de actuación para conseguir los objetivos ambientales y los sectores y grupos afectados por los programas de medidas propuestos.
De forma paralela a los documentos iniciales del Plan Hidrológico, se redactaron también en 2018, los documentos de la primera fase del Plan de Inundaciones, es decir, la Revisión de la Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación (EPRI).
La siguiente fase dentro del ciclo de inundaciones lo constituye la revisión de los Mapas de Peligrosidad y Riesgo.
Tanto el Plan Hidrológico como el Plan de Inundaciones están sometidos a la tramitación de evaluación ambiental estratégica de acuerdo con la Ley 21/2013 de Evaluación Ambiental.
En este nuevo ciclo, se han redactado los documentos ambientales necesarios y consensuados por los órganos competentes de los Consejos Insulares de Aguas.
Dentro de los Temas Importantes de este ciclo, también es imprescindible tratar la Adaptación y Mitigación al Cambio Climático como una cuestión transversal a los objetivos y acciones de la Planificación Hidrológica, así como las Necesidades Ambientales de Especies y Hábitats Ligados al Agua, y la Gestión de Zonas Inundables y Otros Fenómenos Extremos.
Las obras hidráulicas constituyen un conjunto de estructuras construidas con el objetivo de controlar el agua, cualquiera que sea su origen, con fines de aprovechamiento o de defensa. Pueden ser de ingeniería civil, agrícola o hidráulica. Por ejemplo, encontramos:
Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).
Las Estaciones Desaladoras de Agua de Mar (EDAM).
Las Estaciones de Bombeo (EBAR).
Las tuberías de transporte de agua (de boca o riego).
La Historia Natural de un país no es otra cosa que la descripción de sus sustancias y producciones en sus tres reinos, animal, vegetal y mineral; por consiguiente, es el conocimiento exacto de lo que puede hacer el capital de sus particulares excelencias, riquezas y recursos. ¡Pero, cuántos nacen, viven y mueren en un territorio como el nuestro sin conocer lo que ven, sin saber lo que pisan, sin detenerse en lo que encuentran! (Viera y Clavijo, J. Diccionario de historia natural de las Islas Canarias)
Canarias es una de las áreas geográficas más ricas en biodiversidad de la Unión Europea y una de las más destacadas a nivel mundial. La singularidad geográfica del archipiélago, su localización en una región subtropical, la influencia de los vientos alisios y la corriente fría oceánica, junto a formaciones geológicas y un relieve complejo y accidentado, han dado lugar a una extraordinaria variedad de microclimas y paisajes naturales. Todo ello unido al aislamiento continental durante millones de años, favorece una gran endemicidad.
Canarias, con el 1,5 % de la superficie nacional, alberga la mitad de la flora endémica del conjunto del país y hasta una quinta parte de todos los hábitats de referencia en la directiva comunitaria de hábitats para España. Además, se han conservado muestras relevantes de especies relícticas. Es decir, que existieron en las regiones continentales próximas del norte de África y sur de Europa, y desaparecieron debido a las glaciaciones y la desertización, quedando preservadas en lugares de clima más benigno, como las Islas Canarias y otros archipiélagos macaronésicos. Ese es el caso del bosque de laurisilva, un bosque nuboso subtropical que desapareció de la cuenca mediterránea hace millones de años.
Desde hace siglos, las Islas Canarias han despertado un interés especial en viajeros, naturalistas y científicos europeos tanto por las maravillas del paisaje como por la singularidad de sus especies, y por la peculiaridad de la adaptación humana tanto en el primer poblamiento de origen bereber como después de la conquista castellana en el siglo XV.
El medio marino es más uniforme en cuanto a diversidad de especies. No obstante, alberga una mayor diversidad de grupos taxonómicos y cuenta con importantes singularidades como, por ejemplo, ser una de las regiones del mundo con mayor diversidad de cetáceos. Esto se debe a las peculiares características oceanográficas y geomorfológicas del mar de Canarias que, por una parte, se encuentra en el límite sur de distribución para especies de aguas frías y en el límite norte para las especies de aguas tropicales y, por otra, cuenta con cantiles, zonas de bastante profundidad y con presencia de afloramiento de nutrientes de aguas más profundas.
Según el Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias, Canarias presenta un número de especies considerablemente alto. Hasta el momento se conocen un total de 17.893 especies y 999 subespecies, de las que 3.736 y 584 respectivamente son endémicas. Además, unas 12.661 especies viven en el medio terrestre, mientras que 5.232 lo hacen en el medio marino.
Los principales factores de incidencia han estado relacionados habitualmente con cambios en el uso del suelo, y la sobreexplotación y contaminación de los acuíferos y del mar.
En el medio terrestre, los usos extractivos y productivos han afectado drásticamente a los hábitats naturales y, por tanto, han incidido profundamente en la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. La deforestación y las actividades agrícolas y ganaderas son factores que han implicado grandes alteraciones, pero ha sido a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando la rápida conversión de espacios de uso tradicional a otros de tipo intensivo ha supuesto fuertes impactos con gran incidencia en los recursos naturales, la transformación del paisaje y la pérdida de biodiversidad.
Esto ha traído consigo el abandono de pautas de manejo tradicional del medio, lo que ha significado a su vez la pérdida y el deterioro de suelos cultivables, además de un incremento enorme de la erosión del suelo, a lo que contribuye también el uso de aguas de mala calidad para el riego, la contaminación de las aguas, etcétera. Por esta razón, Canarias se considera una de las regiones de la UE más amenazadas por la desertificación.
Por otro lado, las amenazas derivadas de la competencia de especies invasoras, bien sea por descuido humano o por las alteraciones que está trayendo consigo el cambio climático, constituyen otro factor extremadamente peligroso para la conservación de los ecosistemas y las especies endémicas. Muchas especies foráneas que hasta hace un tiempo solo se encontraban en jardines o no prosperaron, han empezado a eclosionar de manera rápida en las últimas décadas. Si a esto le añadimos la desarticulación de las actividades tradicionales o el desarrollo de pautas de uso más urbanas en lugares tradicionalmente agrarios, estos problemas se multiplican.
Debemos tener en cuenta que el cambio climático supone por sí mismo un factor de distorsión de los ecosistemas debido a la pérdida de regularidades estacionales, hechos meteorológicos extremos, sequías prolongadas, inundaciones, aumento del riesgo de grandes incendios forestales, etcétera. El aumento de las temperaturas y la acidificación de los océanos tienen, además, efectos profundos sobre los ecosistemas marinos, a lo que contribuyen también los aportes contaminantes de los vertidos urbanos e industriales sin una adecuada depuración, desde tierra y desde los barcos.
En conjunto, el modelo de desarrollo económico de las islas desde la llegada del turismo de masas hasta ahora junto al aumento del nivel de vida, ha tenido consecuencias negativas para el medio natural canario. Es necesario hacer un profundo esfuerzo para compatibilizar el desarrollo y preservación de los recursos naturales, a fin de revertir la pérdida acelerada y sistemática de biodiversidad, la desaparición de flora, de fauna y de hábitats naturales, la proliferación de especies exóticas invasoras, la alteración de los espacios naturales protegidos, la disminución de los recursos naturales, la pérdida de calidad de los suelos, el aumento de la contaminación, la generación de residuos muy por encima de la capacidad de acogida de las islas, los vertidos de aguas residuales e industriales al mar sin depurar o sin un tratamiento adecuado y, en definitiva, una degradación del patrimonio natural y de la calidad de vida en el archipiélago.
Aunque a lo largo de décadas se ha desarrollado un número importante de normas, planes y estrategias para la conservación, hoy es necesaria una regulación armonizada y coherente en un solo texto normativo, con rango de ley, de aquellas materias o actividades en el ámbito de competencias de la comunidad autónoma que afecten directa o indirectamente al patrimonio natural y a los recursos naturales del archipiélago.
Además, debe realizarse una clarificación de las competencias que corresponden a cada órgano o administración pública en relación con cada materia.
De acuerdo con la ‘Estrategia de la Unión Europea sobre la biodiversidad de aquí a 2030, reintegrar la naturaleza en nuestras vidas’, Canarias abordará retos claves en esta materia, siendo estos los principales:
Conseguir que se recuperen grandes superficies de ecosistemas degradados y ricos en carbono, tanto terrestres como marinos.
Que no se produzcan más deterioros en el estado de conservación de hábitats y de especies y que, al menos el 30 % de ellos, alcance un estado de conservación favorable.
Reducir en un 50 % el número de especies de la Lista Roja que están amenazadas por especies exóticas invasoras.
Incrementar la agricultura ecológica y los elementos paisajísticos ricos en biodiversidad en las tierras agrícolas.
Reducir el uso y el riesgo de los plaguicidas en un 50 %.
La Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos se compone de 146 espacios que constituyen aproximadamente el 40 % de la superficie del archipiélago, con diferencias en cada isla dependiendo de sus particularidades.
Los espacios naturales se ordenan a través de planes específicos a cada categoría de conservación. Asimismo, la planificación y la gestión de dichos espacios avanza de forma coherente gracias a un complejo engranaje de la organización administrativa, en la que intervienen:
El Gobierno de Canarias.
Los Cabildos Insulares.
Los Patronatos Insulares.
El Consejo Asesor de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
El Consejo de Espacios Naturales Protegidos.
Por otro lado, el Gobierno de Canarias coordina la gestión de los cuatro parques nacionales.
Actualmente están en revisión los Planes Rectores de Uso y Gestión de los Parques Nacionales. El más avanzado es el del Parque Nacional del Teide, que salió a consulta pública previa entre junio y julio de 2020.
Canarias es la única región del Estado español no conectada a redes energéticas continentales. Caracterizada además por su lejanía, insularidad, reducida superficie, y dependencia económica de un reducido número de productos, se trata de factores combinados que perjudican gravemente a su desarrollo, razón por la que adquiere la consideración de RUP, región ultraperiférica de la UE.
Asimismo, presenta una densidad de población muy superior a la media nacional, que se concentra en las dos islas capitalinas. El alto porcentaje de ocupación turística supone entre dos y tres veces más consumo de energía y agua per cápita, lo que implica un incremento en la necesidad de infraestructuras y equipamientos, entre otras.
El archipiélago canario cuenta con unas excelentes condiciones climáticas y recursos renovables, como el sol y el viento. Su aprovechamiento en el sector energético permitiría reducir de forma considerable la dependencia del exterior y las emisiones contaminantes, contribuyendo a la promoción y desarrollo de la economía local y la generación de empleo. Esto hay que hacerlo compatibilizando la implantación de las energías renovables y la preservación del territorio y los recursos naturales.
El nuevo modelo energético busca transformar un sistema energético convencional que se caracteriza por:
Depender casi totalmente de una energía exterior, basada en combustibles fósiles.
Ser un sistema eléctrico constituido por seis subsistemas pequeños, aislados y con dificultades técnicas de interconexión; solo Fuerteventura y Lanzarote están interconectadas.
Disponer de un parque de generación eléctrica muy poco diversificado y envejecido, basado en tecnologías de generación a partir de productos petrolíferos.
Beneficiarse de una reglamentación singular que reconoce un régimen retributivo adicional por el extracoste derivado de una actividad de producción de energía eléctrica fundamentalmente fósil. Ello supuso en el periodo 2015-2018 más de tres mil millones de euros.
Además, tenemos una gran dependencia del uso de combustibles fósiles para nuestras conexiones marítimas y aéreas, siendo estas últimas especialmente importantes para nuestra principal actividad económica: el turismo. Es fundamental el nexo energía-agua en sistemas insulares sin cuencas hidrográficas pues el consumo de energía en la gestión del agua en Canarias es mayor que en el territorio peninsular.